jueves, 17 de septiembre de 2020

Sobre dependencia, codependencia y ramas anexas


 Siempre que escuchamos sobre dependencia pensamos en aquellas personas que económica o emocionalmente depende de otras y cuando escuchamos sobre codependencia como la dependencia emocional establecida mutuamente en una relación de pareja, donde ambas dependen de la existencia y permanencia de la otra. Ciertamente ya sea desde la dependencia o la codependencia que se establezca una relación ambas están envueltas en un vínculo tóxico.
Ahora bien, tendemos a pensar que para que se den estas relaciones los protagonistas tienen que estar juntos o al menos muy cerca. No necesariamente es así. el hecho que una persona viva, incluso en otro país, no implica que sea una persona independiente. Los padres tienden a cometer ese error de juicio; decir que sus hijos son independientes, simplemente porque no viven con ellos o porque ya conviven con una pareja, pero económicamente los sostienen, especialmente cuando se les “tranca el bolo”  o mantienen con ellos  una relación emocionalmente dependiente, a distancia , porque toman las decisiones que ellos son incapaces de tomar por sí mismo.  
Quiénes han tenido un déficit afectivo muy fuerte, que puede venir tan lejos como desde la niñez o tan cerca como en su última relación, y que, por alguna razón u otra, siente que las personas que se supone que le dieran el espacio afectivo seguro no se lo dieron, se siente privada de la seguridad que brinda el afecto incondicional. Tienden a buscar ese afecto en “parejas imposibles” con quienes no va a poder tener una relación plena; Por ejemplo, con personas casadas, buscar el  amor de alguien que no se lo va a dar, porque lleva ese vocación de lograr algo inalcanzable, que le viene de su historia personal. Se empeña en relaciones que no tienen futuro. Y desde siempre, las relaciones difíciles son las que generan las más altas pasiones: amor, odio, rechazo, todo con intensidad.
Pero estos casos no ocurre solamente entre padres e hijos o en relaciones de convivencia, también ocurre la conducta dependiente o codependiente en personas que no tienen parejas. Esto es en lo que quiero enfatizar en este escrito. No creas que por el simple hecho de que actualmente no tienes una relación de pareja o no vivas con tus padres estás excepto de tener una relación codependendiente.
Por ejemplo, si su estado de ánimo en el día de hoy (tristeza, coraje, desánimo) depende de los recuerdos que tiene con su ex pareja o con sus padres en la niñez, usted es una persona dependiente de la relación que tuvo en el pasado y que le afecta como si aún la tuviera. Si a esa otra persona, a la distancia, lo motiva o le da sentido a su vida  el que usted siga sufriendo su pérdida o que usted se mantenga pendiente, entonces se vuelve una relación codependiente, a distancia, aunque ya ni siquiera se hablen. 

El dependiente desarrolla un deseo permanente de satisfacer a los demás para conseguir aceptación y para presentar ese tipo de conducta usted no tiene que tener una pareja ni convivir con nadie. Se puede dar en los escenarios de trabajo, universidad, con los vecinos y con sus seguidores en las redes sociales. 
Solo los dejo con estas preguntas: ¿Cómo me sentiré si hoy nadie le da Like a lo que posteo? ¿Puedo pasar, por lo menos, un solo día  sin revisar su perfil?...
Dr. Miguel Ángel Zayas

miércoles, 6 de mayo de 2020

Poema ' Tal vez' autor: Miguel Ángel Zayas



Tal vez

cuando todo esto termine

y ya no aceche el peligro

saldremos de nuestros claustros

con una nueva mirada

con esa primera curiosidad

de descubrir el mundo

al que por poco destruimos

y lo miraremos con el mismo asombro

de aquel antepasado

que contempló el fuego por primera vez.

Tal vez

cuando todo esto termine

y volvamos a la calle

extrañaremos ese hogar

en que se convirtió

lo que llamábamos casa.

Tal vez

cuando todo esto termine

se habrá convertido en costumbre

el abrazar a un extraño

y preguntarle ¿necesitas algo?

Tal vez

cuando todo esto termine

todas las banderas

tendrán un mismo color

y las naciones

adoptaran la paz como himno.

Tal vez

cuando todo esto termine

seremos más inteligentes

lo importante

ya no será para después

se nos habrá olvidado

cómo pronunciar una ofensa

y habremos aprendido

lo que significaba

“amaos los unos a los otros”.

Tal vez

cuando todo esto termine

sabremos:

amar sin condiciones

perdonar sin rencor

escuchar antes de responder

y pensar antes de hablar.

Tal vez

cuando todo esto termine

nos disfrutaremos

la tibieza del sol en nuestro rostro

el sabor de la lluvia

el valor del silencio

y el aire al respirar

porque no hay mejor aire

que aquel que se respira sin miedo.

Tal vez…

Dr. Miguel Ángel Zayas

sábado, 2 de mayo de 2020

TOLERANCIA EN LA DIVERSIDAD Y DIVERSIDAD EN LA TOLERANCIA



 Mucho se habla de inclusión y respeto a la diversidad en estos días pero muy poco se practican estos dos conceptos, inclusive por aquellos que llevan estas palabras a boca de jarro para defender unos derechos. Es fácil hablar de inclusión, siempre y cuando se incluyan los que están de acuerdo con uno. No nos molesta dejar fuera a los que no nos agrada su manera de pensar y hasta organizamos boicot y censuras en contra del que no repita nuestro credo o que simplemente expresa su desacuerdo con nosotros.   Es fácil hablar de diversidad, pero si no piensan como nosotros le buscamos un apodo peyorativo para describirlos: homofóbico, machista, derechista, izquierdista, pervertido, fundamentalista, inmoral, entre tantos otros, Como si la diversidad no implicara la coexistencia de TODOS los puntos de vistas de TODAS las filosofías de vida, de TODAS las creencias de fe, de TODAS las especies y razas.
 No es fácil zafarse de muchos prejuicios heredados en la leche materna, copiados del modelaje de papá o aprendidos en la escuela y fomentado en la época y sociedad en que nos tocó vivir. No, no es fácil salir de ellos, especialmente de aquellos que tienen la bendita manía de salir a flor de piel sin pedirle permiso a la consciencia. Una medida, tanto preventiva como remediativa, que utilizo para contrarrestar estos demonios ocultos es incluir entre mis amistades personas que piensan y actúan muy distinto a mí, junto a las que son más afines a mi manera de pensar.
 En mi muro de Facebook trato de hacer lo mismo, porque me permite interactuar con personas de diferentes estratos sociales, educación, ideas, culturas y estilos de vida, aunque no las conozca personalmente, como la gran mayoría de mis amigos de FB. Por eso, en mi página tengo amigos tan diferentes entre sí y tan diferentes algunos de ellos de mí. Tengo a amantes de la colonia -no matter what-, a estadistas, independentistas, a socialistas congelados en los años 70 y a socialistas que adoran a Wal-Mart. También tengo a los que les importa más las hazañas de Maripilly o las Kardashian que la política. Tengo pastores evangélicos y a familiares de sacerdotes católicos, a metafísicos, agnósticos y ateos. A gays, dentro y fuera del closet y a homofóbicos, dentro y fuera del closet. También tengo a intelectuales de primer orden y a gente que piensa que leer un libro es perder un tiempo valioso de la vida, a mujeres muy recatadas y tradicionalistas,  y a chicas indiscretas, menos tradicionalistas, que le gustan tomarse selfies con muy poca ropa.
 En fin, la lista puede ser interminable porque la personalidad es difícil encerrarla en un solo adjetivo o rasgo. Usualmente, el rasgo que sale a flote oculta los rasgos más descriptivos que realmente componen el ser. Todos nosotros nos paseamos entre uno que otro de estos adjetivos, así que podemos pasar de ser el intolerante a ser el intolerado en cualquier momento. Créame, he visto combinaciones tan extravagantes como fundamentalistas adictos a la pornografía, gays conservadores, negros racistas, mujeres machistas, feministas seguidoras del reguetón y de certámenes de belleza, entre un mundo infinito de posibilidades ilógicas.
 Lo que me ha llamado la atención últimamente, es que el nivel de intolerancia de algunas personas es tan alto que lo he sentido manifestarse de dos formas. La primera, es que llegan al punto de molestarle estar incluido en la misma lista de mis amigos en común en Facebook. Los más radicales, se auto eliminan de mi lista de amigos al ver que sus comentarios podrían aparecer junto a otra persona con estilo y manera de pensar distinto o, peor aún, que un comentario suyo en mi página reciba un Like de una de esas personas. Los menos radicales, tratan en modo sutil dar un “consejo” y me escriben al inbox advirtiéndome que mi imagen y reputación -la poca que mi ex dejó intacta- se está viendo afectada por darle likes a comentarios de algún personaje que no le agrade.
 La segunda manifestación que he vivido de la intolerancia en estos medios sociales, es las de aquellos que no se salen de mi lista, ni me escriben al inbox a darme consejos pero asumen de mí persona tantas cosas, siguiendo el refrán adaptado de “dime a quién añades y te diré quién eres”; no sólo asumen, sino que lo comparten con otros, como si le constara de propio conocimiento. He escuchado de todo; que soy un ultraderechista porque tengo aquel tipo de amigo, que si soy un pervertido porque tengo amigas con fotos ligeras de ropa, que si soy un machista porque hablo de una mujer algo negativo, que si soy un mujeriego porque la mayoría de su listado son mujeres, que si soy maricón porque trato con mucha confianza al tipo ese, que si soy comunista porque fui a Cuba, que si soy comemierda, que si soy, que si soy...
 Tiendo a ver el bien en cada persona, al CRISTO, que es esa parte de divinidad que está en cada persona. Creo que todos estamos en este mundo para ser algo positivo en la vida de los demás. Estamos aquí para hacer del mundo un lugar mejor. Por eso digo, con orgullo, que de todas y cada una de las personas que componen ese ancho espectro me he nutrido, he recibido algo positivo y me han ayudado a crecer y a ver otra dimensión, otra óptica del mundo y de las cosas a mi alrededor. En mis escritos, me han ayudado a delinear personajes que no sean una copia al carbón de mí.  
Es un privilegio, no una obligación, el que una persona nos permita ver lo que publica en su muro y, más aún, nos permita comentar de lo que publica.  Facebook cuenta con la herramienta para no permitirlo si no queremos. Seamos agradecidos y respetemos la decisión de otros en cuanto a quiénes escoge como amigos y a lo que publica. Si nos permite opinar, respetemos cuando otro escribe una opinión contraria a la nuestra.
 Por último, a mis queridos amigos de Facebook, les doy las gracias por las interacciones, pero no se afanen en buscar colocarme en este u otro bando, adjetivo, o estilo porque soy la suma de todos mis Yo, cada uno demasiado complicado e independiente como para tratar de definirlos. ¡Un abrazo cibernéticamente fraternal!

Dr. Miguel Ángel Zayas


domingo, 1 de noviembre de 2015

¿QUÉ TIENEN QUE VER LAS TETAS CON LA PRIMAVERA?

Esta es mi opinión y no tengo que enseñar las bolas para expresarla:


 Recientemente se ha desatado esta moda de apelar a la intimidad, más específicamente a exponer partes del cuerpo femenino para defender ideales. Esta modalidad de mentalidad intelectualoide post globalización nos quiere vender que enseñar, en el caso más reciente las tetas, es un grito contra el colonialismo -yo pensaba que con la boca es más fácil gritar- contra el mercadeo, por eso se quitaron sus sostenes marca Victoria Secret, y contra "las sectas e instrumentos del gobierno que desean controlar los cuerpos de mujeres trabajadoras."
¡¿En serio Loka?!
  Yo escuché estos estribillos reciclados y lo primero que me pregunté: ¿qué provocó esta congregación de pezones a la intemperie? Rápido imaginé que el gobierno había impuesto algún otro arbitrio que atentaba contra las ya frágiles finanzas de las mujeres trabajadoras. Luego pensé: “ debe ser que han quitado los beneficios a las madres lactantes de poder extraer su leche materna o de crear espacios para estas” pero tampoco esa era la causa. Entonces, me dije: "eso debe ser en protesta de la mediocre educación que reciben los hijos de estas abnegadas madres trabajadoras en el sistema de enseñanza pública".
Llegué a pensar que estas mujeres, dispuestas a dejarnos apreciar sus senos en las vías públicas, eran tan de avanzada que estaban protestando por el trato desbalanceado que reciben los hombres en los casos de acecho y violencia doméstica y en los casos de relaciones paterno filiares o de pensión alimenticia.Pero no, tampoco esa era la gran causa. Así que se me ocurrió algo más trivial, no me quedó más remedio que pensar que, por fin,  las mujeres de este país habían decidido protestar en contra de las leyes que prohíben bañarse desnudo en nuestras playas, pero me volví a equivocar.
Resulta que la gran causa que provoca esta revolución que reta la gravedad fue que algún artista con ansías de reconocimiento o con algún personalismo contra las autoras de un mural, se le ocurrió pintar ropa interior sobre la desnudez que exhibía el mural original.  Sí, lo llamo artista, no censurador, porque el trabajo fue uno muy bien hecho. Un censurador hubiera desparramado pintura sobre el mural, lo hubiera empapelado o marcado con una letra escarlata como en los tiempos de las brujas de Salem.
Por supuesto, que la alteración fue una afrenta contra el trabajo de las artistas que idearon el mural, claro que deben estar molestas. Entiendo el malestar de estas artistas al ver la alteración de su obra, pero de ahí a que un grupo de "vanguardistas" nos quieran vender que alguna secta oscurantista, oculta en las alcantarillas morales de nuestra sociedad, ha desatado una guerra censuradora contra el arte, el derecho de la mujer sobre su cuerpo, contra la negritud de nuestra raza, contra la bomba la plena y las caderas cadenciosas, ¡¿Ar yu kidin mi?!
Entonces, de unas pantaletas y sostenes pintados, llegamos a mostrar tetas en contra del colonialismo (cómo no se le ocurrió eso a Lolita Lebrón en el Congreso norteamericano), en contra del racismo (cómo no se le ocurrió eso a Rosa Parks en la guagua) y en contra de la censura al arte en general. Sobre esta última me llama la atención el abuso que se hace de la palabra censura hasta hacerlo sinónimo de "no estás de acuerdo conmigo" y el uso que también  algunos artistas le han dado a la palabra “censura” como instrumento de promoción para sus obras. Es la censura al artista, lo que el chisme es al cantante o actor sin talento.
  Sería interesante conocer, luego que se recogieron sus sostenes Victoria Secret y pasado el apoyo de aquellos susceptibles a cualquier distracción de mierda, qué harán cuando vean el precio de la gasolina, cuando tenga de frente una papeleta en un plebiscito sobre nuestro estatus político, cuando le llegue la factura de luz, cuando la llamen de la escuela de su hijo porque no tiene clases o porque ocurrió un tiroteo frente al plantel.
Se nos cae el país, se nos fugan nuestros jóvenes ya sea en un avión o en el cementerio y esos problemas REALES no se arreglan enseñando tetas. Hay cientos de mujeres trabajadoras como las policías que le han arrebatado sus beneficios, sus pensiones y tienen por decreto de ley sus bocas censuradas a protestar, ¿Qué pasa con ellas, no son trabajadoras porque se afeitan las axilas y usan desodorante?
  No creo en el terror, mucho menos en enemigos imaginaros que creamos o que nos crean para distraernos y entretenernos, mientras el verdadero verdugo está al acecho. No hay peor censura que la que nos hacemos a nuestro propio intelecto.
Termino aclarando, que para nada me molesta ver que el motivo del tapón son unos cuantos torsos de mujeres desnudos en vez de una protesta  de camiones en medio del expreso, con camioneros bebiendo cerveza.
 Así que aquella amiga que haya podido sentirse ofendida por estas palabras tiene la potestad de organizar un grupo de mujeres de avanzada y mover la protesta de senos desafiantes frente a mi casa.  Con mucho gusto las recibiré con café, galletas con quesos de papa y con mis testículos solidarios desafiando la gravedad.
Un abrazo sin censura.

Dr. Miguel Ángel Zayas

 .

viernes, 12 de diciembre de 2014

HACER EL MAL ES MÁS FÁCIL



  

 Dice el periodista y sociólogo italiano Francesco Alberoni: “Tendemos a tratar el mal como una anomalía, como excepción y como algo difícil. En cambio, hacer el mal es algo fácil”. Dice que relacionamos el mal con astucia, complicación e inteligencia y que  deberíamos relacionarlo con impulsividad, pereza y cobardía.  La persona codiciosa y egoísta sólo piensa en sí mismo, no tiene que pensar en los sentimientos, deseos y necesidades de los otros. El mentiroso y difamador sólo tiene que decirle a cada persona lo que le es útil en el momento,  sin cerciorarse de cuán correcto es lo que dice. Dice lo que primero se le ocurra, sin mayor esfuerzo por reflexionar. En cambio, nos dice que hacer el bien es difícil porque no basta con dejarse llevar por un impulso inmediato, hacer el bien requiere conocer a los otros, considerar sus deseos, sentimientos, necesidades y prever las consecuencias de nuestras acciones y asumir responsabilidad.
  Quiero compartir algo que me sucedió en el día de hoy que me hizo reflexionar sobre estas palabras de Alberoni, de que es más fácil hacer el mal. Pero antes, tengo que hacerle un recuento de sucesos anteriores al día de hoy. Desde hace alrededor de un año, a mi comunidad viene una joven de nacionalidad extranjera a realizar labores de limpieza en diferentes hogares. Para el pensar de muchos vecinos, ella no cumple con el estereotipo de las extranjeras que se dedican a este tipo de labores; por su país de procedencia, por su juventud y por su atractivo físico, lo cual le ha ocasionado uno que otro percance con algún cliente.  Es una mujer que vino a nuestro país a ganarse el sustento y a aportar mucho más de lo que aportan algunos nacidos y criados aquí, que respiran y aspiran mantengo.  Atiende muchas casas en esta urbanización, y de vez en cuando, utilizo sus servicios, especialmente cuando tengo alguna actividad importante en mi hogar, porque reconozco que sus destrezas de organizar, recoger y limpiar son superiores a las mías.
  
  Por razones que no voy a detallar, esta mujer pasó por un proceso muy difícil que la llevó a perder su auto y a quedarse sin servicio de agua y luz. Su único familiar en este pueblo es su hija de 15 años que trajo de su país. Aun estando a pie, se las arreglaba para cargar con sus equipos y productos de limpieza junto a su hija para limpiar y ordenar los regueros de otros. Un día le pregunté qué hacía caminando a pie bajo el candente sol de mi pueblo y me explicó lo que le sucedió. Les ofrecí que podían, en las mañanas y en la tarde, bañarse en mi casa y guardar parte de la compra en mi nevera -que siempre tiene espacios vacíos- y cocinar. Confieso que cuando le hice la oferta pensé que el favor sería cuestión de días o semanas en lo que resolvía lo del agua y la luz. Pero por cierto grado de discrimen en nuestras agencias de gobierno -aún me da vergüenza admitirlo- el proceso se tardó alrededor de dos meses.
  El asunto es, que por espacio de dos meses aquellos vecinos más próximos, y algunos  no tan próximos pero más audaces,  veían entrar y  salir todos los días en la mañana  a esta joven guapa y extranjera con su hija de mi casa. También la veían a ella sola llegar al mediodía, y en la tarde nuevamente a ella con su hija. Al cabo de unas semanas, la joven vio mermada su cartera de clientes en el vecindario, algo muy extraño debido a que todos habían manifestado lo complacidos que estaban con sus labores.
  Un día, un querido vecino se me acerca y con “buenas intenciones” me cuestionaba si me había casado con la extranjera. Sin esperar la respuesta, me aconsejó que tuviera cuidado que esas buscan mi ciudadanía -ese yugo que nos impusieron y que nos enseñaron a valorarlo y cuidarlo más que a una niña su virginidad-.  Pude haber explicado el motivo por el cual la veían a diario en mi casa, pero no lo hice por varias razones; primero, porque no  era de su incumbencia,  por no  abrir la puerta a dar explicaciones  a cada persona sobre a quién recibo en mi casa ni el porqué.  Segundo, porque al hacerlo le tenía que dar detalles de la situación personal por la que esta joven estaba pasando, lo cual tampoco le competía.  En tercer lugar,  porque al que cree y fomenta el chisme poco le sirven las explicaciones porque estas matan el chisme y el sensacionalismo. 
Días después, por medio de otro vecino bien intencionado, me entero que la merma en clientes de la joven se debió, en parte, a que la esposa de este buen vecino había advertido a otras buenas vecinas que cuidaran a sus maridos de meter esta “extranjera en su casa”, que "lo que busca son hombres donde arrimarse" y mencionó la frecuencia y las horas que la veía salir y entrar de mi casa, entre otras barbaridades.
  Al cabo de dos meses  la joven resolvió parte de su situación; está en la universidad estudiando, tiene auto y clientes nuevos en las urbanizaciones vecinas. Hacía meses no sabía de ella, hasta que asistió con su hija a la presentación de uno de mis libros. Asistió para agradecerme y, por vez número mil, pedirme excusas por las molestias que me pudo causar.
  En el día de hoy, al salir a recoger el diario en la mañana, se me acerca el vecino “buen intencionado” y me pregunta: "¿Se llevaron el agua?", le dije que no, que en casa había agua. Entonces me dijo: “me la cortaron por un sólo mes que debía”.  Todas las mañanas veo a su esposa salir con la niña a llevarla a la escuela y a trabajar y sé que, aunque paguen hoy viernes el dinero adeudado, no le reconectarán el servicio hasta el lunes o martes.
  ¿Qué hacer con unas de las personas que por brindar ayuda a otra persona, con la misma situación, se dedicaron a chismorrear y difamar?  Según Francesco Alberoni, lo más fácil hubiese sido el desquite, la venganza por un mero impulso. 
Pero no, hacer el bien también es fácil cuando se tiene como convicción y como estilo de vida el contribuir a mejorar el mundo a nuestro alrededor.
  Así que -por este fin de semana- mi vecino de buenas intenciones, su esposa y su niña estarán entrando y saliendo de mi casa para recargar agua y bañarse o lavar ropa. Espero que esa situación no dure meses, no por mí, sino para que algún otro vecino “bien intencionado” no chismorree cuando vea la esposa de mi vecino entrar o salir de mi casa.

Dr. Miguel Ángel Zayas





jueves, 20 de marzo de 2014

NECESIDADES BÁSICAS DE UN BEBE FUMADOR

"Los animales nunca se equivocan acerca de lo que les conviene o no: su instinto sólo les permite acertar" 



Esta aseveración es parte de un estudio sobre teorías de toma de decisiones ante un conflicto ético. Básicamente, plantea que los animales no tienen ningún conflicto de toma de decisiones, no tienen que pasar por el angustioso proceso de decidir entre bueno y malo, conveniente o inconveniente, moral o inmoral. Su instinto los prepara para actuar de inmediato a satisfacer sus necesidades básicas de alimentación, seguridad y de afecto.
Los seres humanos, superiores y pensantes, con frecuencia nos enfrentamos a situaciones conflictivas o dilemas que exigen decisiones. La necesidad de esa toma de decisiones ocurre frente a dilemas que surgen cuando se tienen dos o más alternativas que presentan condiciones de incertidumbre para actuar bien.
En mis clases de sociología en la universidad, si mal no recuerdo, aprendí que las necesidades humanas tienen la característica de ser ilimitadas casi hasta el infinito. Por tanto, nosotros los seres humanos, desde los más civilizados a los más primitivos, buscamos primeramente tener cubiertas aquellas necesidades más básicas como son: subsistencia, protección y afecto. Pero eso que aprendí en sociología, lo puse en duda por la curiosa estampa con la que me encontré en el supermercado  hoy. 
Al momento de pagar lo que había comprado, escogí la caja registradora donde menos personas había, aunque suena lógico no siempre lo hago. Tengo cierta fascinación con las filas largas -debe ser algún remanente de una vida pasada como comunista- bueno, el asunto es que en esa caja registradora sólo estaban en turno un hombre joven, una señora mayor -asumo que es su madre-, un paquete de pañales desechables para niños -pampers en boricua-, una cajetilla de cigarrillos Winston y una cajetilla de Newport. A pesar de que el joven y la señora eran los únicos delante de mí, la fila no avanzaba porque la cajera estaba esperando que los susodichos clientes terminaran un muy difícil proceso de toma de decisiones.
Resulta que la cajera les había indicado que su tarjeta de débito había sido declinada y tanto el joven padre -asumí que era el padre del bebé, ¿qué otro hombre sale a comprar pañales a un bebé? - y la abuela- asumí era su madre, ¿qué otra mujer mayor saldría con un joven a comprar pañales? - estaban debatiéndose cuáles de los artículos tenían que descartar; si los Winston de él, los Newport de ella o los pañales del bebé.
Esta era la difícil decisión, el gran dilema al que se enfrentaban; escoger entre un producto diseñado para la salubridad y confort del bebé o un producto que ha matado por décadas a miles de personas. Ambos se miraban sin ninguno atreverse a decirle al otro: “deja el tuyo”, sólo se quedaban ahí, embelesados y concentrados – siempre he admirado en los fumadores esa habilidad- cada uno con los ojos fijos en su necesidad más básica y superior. Mientras la cajera mostraba síntomas de que la paciencia se le agotaba, yo, esperaba ansioso el punto culminante de esta historia, digna de una tele drama mexicano.
Mientras esperaba por el desenlace, reflexionaba sobre la frase con que comencé este relato sobre el instinto de los animales y me preguntaba si los actores fueran animales; ¿qué decisión tomaría un padre pingüino que incuba el huevo mientras la hembra se regresa al mar para alimentarse? o ¿qué escogería un macho caballito de mar, que tiene fama de buen padre debido a que es el macho quien sufre el embarazo?  o ¿qué escogería si fuera un zorro rojo que, mientras la hembra amamanta las crías, él proporciona los alimentos cada cuatro a seis horas?
El asunto es que nuestras “joyas de la creación” tomaron una decisión salomónica, que en boricua quiere decir la más fácil, no la más sabia. Sin inmutarse, madre e hijo, le indicaron a la cajera: “ok, elimina los pampers” y procedió la cajera a cobrar los Winston y Newport, mientras colocaba los pañales en una esquina. 
Vi alejarse a madre e hijo sin ningún sentido de culpa ni arrepentimiento, haciéndonos sentir a la cajera y a mí como los únicos con algún dilema ético. Ellos actuaron así, por instinto, sin la mínima duda de equivocarse como lo haría la madre loba cuando caza o protege a su cría.
Después de presenciar la prioridad valorativa que tienen en la vida las personas padecen algún vicio, me imaginé al padre y a la abuela del bebé observando orgullosamente al niño inundado en una piscina de orina o, si tiene tendencias artísticas, creando alguna obra de arte con sus heces fecales 
Eso sí, a los tres, los imaginé sosteniendo con estilo un cigarrillo humeante en la mano.

Dr. Miguel Ángel Zayas


jueves, 21 de noviembre de 2013

POEMARIO ' EXPECTATIVAS' DEL DR. MIGUEL ANGEL ZAYAS

Expectativas, no es una mera palabra que significa espera sin actuar, es una actitud ante la vida, ante la desesperanza y ante la valoración de sí mismo. Más que un libro de poemas, es el resultado de un proceso de vida sanador y de triunfo, es una afirmación poderosa de verdad: dejar ir, dejar al universo actuar. Es la evidencia escrita de un proceso de dirigirse a nuestro interior buscando las respuestas de la sabiduría innata en cada ser humano. Enfrentar la desesperación con la esperanza de posibilidad de triunfo, sin dejar nunca de confiar en que “Los buenos siempre ganamos”. 


Expectativas, incluye una serie de poemas inéditos formados en un periodo de 14 años que transcurrieron desde la primera publicación del autor. Este poemario también incluye unos poemas que fueron inspirados en el autor  por diferentes personas en su vida, así como una selección de los poemas más aclamados de su primer poemario titulado  ‘Entre Rosas y Vinos’.

Temas abarcadores como: la familia, las raíces, la identidad, el apego y el amor en su más amplia expresión  son entrelazados en cada uno de los poemas, representando  una faceta del autor o tal vez del lector. Expectativas, es una visión de vida y una posibilidad ante las situaciones que la vida nos coloca o que nosotros mismos nos colocamos. Llevando entre sí, cada poema, un hilo conductor que el autor prefiere dejar al lector su descubrimiento e interpretación.




lunes, 30 de julio de 2012

MI EXPERIENCIA EN LA CIUDAD ANTIGUA DE QUEBEC, CANADÁ




Mi experiencia en la Ciudad Antigua de Quebec, Canadá

Como puertorriqueño, la experiencia que la ciudad de Quebec me dejó en la psiquis fue que mientras más la conoces, y caminas por sus adoquines rodeados de murallas, más te hace reflexionar sobre lo que debió haber sido la ciudad de San Juan en su esplendor y sobre lo que debería ser nuestra sociedad hoy día. Una nación dentro de otra, orgullosa de sus raíces, su idioma y cultura, sin la pedantería común de aires de superioridad ni la mediocridad de espíritu de la xenofobia. Allí, los verdaderos nacionalistas no padecen de la fobia al cuco de la asimilación, ni los más conservadores con el complejo de ser lo que no son. 
Ciudad orgullosa, celosa de su patrimonio histórico; caminé kilómetros de murallas entre paredes pintadas con frescos, estatuas y monumentos y no encontré vandalismo de grafiti ni una lata tirada en las calles. Noté que es común que jóvenes adolescentes participen de las conmemoraciones de hechos históricos significativos de la ciudad y conozcan fechas, personajes relativos a estas efemérides. 
Ciudad orientada hacia el compartir en familia; en el verano se promueven actividades de sano entretenimiento al aire libre y es común ver a padres con sus hijos, abuelos y nietos juntos, sin tener que el gobierno gastar en detectores de metales ni policías. Los centros comerciales cierran a las 5 p.m., manteniendo en control la tentación de usar el consumismo extremo como medio de entretenimiento. Fui testigo de que una buena conversación es altamente valorada, por lo que es muy común recibir invitaciones para ir a tomar un vaso  -rendre un verre- esto implica ir normalmente a un restaurante o bar. La regla implícita es que cada quien paga su cuenta, la mujer puede sentirse terriblemente insultada si uno intenta pagar su cuenta sin consentimiento.
Son ciudadanos con un aprecio por el conocimiento, los estudios son considerados parte esencial del desarrollo integral, no del individuo, sino de la sociedad. El trato preferencial, en muchos aspectos, hacia los estudiantes es evidente y encuentras una librería en cada esquina y un espacio abierto para leer. La ciudad alienta el desarrollo de las artes y la cultura, y la vecindad tiene el privilegio de disfrutarlo. Cada actor, músico, mimo o pintor tiene el espacio y la oportunidad de exponer su arte en las calles y parques. Ciudad orientada a la preservación del ambiente, donde el que maneja un auto es un tipo raro, la bicicleta ha reclamado su espacio y la mayoría de los autobuses son eléctricos. Los paisajes están adornados de árboles, no de cables de tendido eléctrico. 
Ciudad que cuida y protege a sus ciudadanos, con servicios de salud universal gratis, programas de prevención de salud integrados al currículo escolar y a los servicios de cuidado de las personas de tercera edad. 
Ciudad donde calidad de vida cobra sentido; la prisa no marca los pasos de los peatones ni conductores, no faltan sonrisas en los rostros citadinos ni un amable bonjour ,sin importar la hora del día. Tampoco falta un gratificante merci beaucoup al brindar algún servicio. Ciudad en donde la tolerancia hacia la diversidad se plasma hasta en las ventanas del edificio que alberga la asamblea nacional.
No se puede pasar por alto la diferencia de una ciudad que disfruta de un sistema de gobierno que sirve a los ciudadanos, no se sirve de ellos. 
Viajé cientos de kilómetros desde la vieja Quebec a Montreal sin pagar un solo centavo en peaje ni perdí horas en un tapón, no tuve que mirar a todos lados en las intersecciones previniendo un carjacking. Sobre todo, lo más gratificante es que no tuve que cerrar los cristales del auto para no ser atacado por un ensordecedor reguetón del auto de al lado. 
 Dr. Miguel Ángel Zayas



 



martes, 8 de marzo de 2011

HACIA UNA EDUCACION ORIENTADA A LA EXCELENCIA



La onda de cambio en el sistema educativo en Puerto Rico y en los Estados Unidos nos presenta la oportunidad dorada de que, ésta disposición al cambio, facilite el flujo de nuevas ideas y propuestas que impacten positivamente la economía, la salud y la educación. Como educador, entiendo que estas nuevas propuestas deben ir orientadas hacia promover el éxito y el desarrollo integral de los estudiantes en su plano social, personal y profesional, mediante programas educativos innovadores. Programas que se ajusten a sus necesidades y que capaciten a nuestros estudiantes a su integración al mundo del trabajo. Una educación holística que tome en cuenta el profundo misterio de la conectividad de la vida y su interdependencia con el universo, además de la realidad de la experiencia.  Una vez el estudiante toma conciencia de esta interdependencia, se esfuerza por mejorar él, su comunidad y el planeta.
Es urgente un Departamento de Educación que reconozca que toda persona tiene la capacidad y el derecho de ser exitoso y que cada estudiante sea niño, joven o mayor es un ser único, inteligente y valioso. Un Departamento de Educación que deje de conformarse con fracasar al 55% de los estudiantes que se matricula, que acepte las diferencias individuales y estimule en cada estudiante un sentido de tolerancia, respeto y aprecio por la diversidad humana. Que enseñe a valorar sus propios puntos fuertes y fomente que se ayuden mutuamente; con maestros que estén atentos y conscientes de las necesidades, de las diferencias y aptitudes de cada estudiante y con la capacidad de responder a esas necesidades a todo nivel.
El objetivo primario y fundamental de la educación es sustentar las posibilidades inherentes en el desarrollo humano. Por tanto, debe reconocer que cada persona es creativa, tiene necesidades y talentos únicos de tipo físico, emocional, intelectual, espiritual y que posee una capacidad ilimitada para aprender. Tanto la filosofía institucional, el concepto y desarrollo de los programas, así como los directores y maestros deben afirmar con sus acciones y actitudes que este es un sistema que facilita la enseñanza, orientado hacia el éxito y el completo desarrollo de todos los estudiantes.

Por: Dr. Miguel Ángel Zayas,
Presidente y Director de Alternative Training Educational School (AT


EL ÉXITO ES PARA TODOS



Casi a diario, padres y estudiantes nos preguntan el significado y del lema de nuestra institución “El Éxito es para Todos”. La respuesta que siempre damos es la misma: “Porque es cierto, el éxito está para todos”. Este lema es un resumen de uno de los cinco principios filosóficos en que se basan nuestros ofrecimientos académicos, el principio #1 que dice: “Toda persona tiene la capacidad y el derecho de ser exitoso”. Principio que adoptamos porque firmemente promovemos que cada persona es creativa, tiene necesidades y talentos únicos de tipo físico, emocional, intelectual y espiritual y posee una capacidad ilimitada para ser exitosa y próspera. También es muy común que al dar esta respuesta surja esta pregunta: ¿El fracaso no existe, entonces porque fracasé en la escuela, en el trabajo?  Nuestra respuesta la queremos compartir con ustedes:
El fracaso está en la mente de cada persona y en su manera de interpretar los resultados derivados de alguna acción. Seguramente, más del 90% de las personas que te rodean estarán convencidos que “fracasaste” o de que “fracasarás”. Te lo digan o no, pero lo piensan y lo comentan entre ellos, y es precisamente lo que podrían pensar esas personas que te rodean lo que te causa más temor, hasta el punto de no correr riegos para evitar lo que ellos y tú podrían percibir como fracaso.
Un error no se convierte en verdad por el hecho de que todo el mundo crea en él, decía Mahatma Gandhi.
El fracaso más grande es nunca haberlo intentado, dice un proverbio chino.
El éxito y la prosperidad es un estado de consciencia, y como tal, necesita ser alimentado de pensamientos positivos para poder manifestarse. Lamentablemente, algunas personas escogen desear, pensar, sentir y expresarse de una manera muy limitada y eso los dejan en una consciencia de carencia y fracaso, la cual es contraria a la propia naturaleza de los seres humanos. 
Nuestra naturaleza es creativa, de pensamientos e ideas ilimitadas.  Buda enseña que “Todo lo que somos surge con nuestros pensamientos. Con nuestros pensamientos hacemos el mundo".  De los pensamientos es que han surgidos los grandes inventos y adelantos de la humanidad. Cualquier cosa que el hombre pueda imaginar, el universo es capaz de dárselo.
El fracaso es totalmente ilusorio e irreal, pero se siente como si estuviese ocurriendo de verdad y paraliza.
Imaginemos, sólo por un momento, que podemos hacer realidad todos nuestros deseos, que sólo con desear cualquier cosa podemos verla manifestada ante nuestros ojos; ¿cuál sería su primer deseo? y si tuviera que escoger solo un deseo, ¿cuál sería? Realmente, no importa cuál sea su primer deseo pues puede tenerlos todos y la idea de que se nos pueda conceder sólo un deseo es contraria a nuestra esencia de seres plenos. Todos podemos elegir que se nos cumplan todos nuestros deseos.





TODO ATRAE A SU IGUAL, es decir, energías positivas atraen energías positivas y energías negativas atraen energías negativas. Prácticamente se nos da más de lo que tenemos -aquello en lo que nos enfocamos- y la gente que tiene un sentido de privación está muy enfocada en su sentimiento de no tener, así que el resultado es que sigue viviendo en las mismas circunstancias.
Imagínese si cada vez que respiremos pensáramos que el oxígeno que tenemos disponible se pudiera acabar, ¿podría respirar tranquilamente como lo hace ahora mientras lee este artículo?
De seguro, consciente o inconscientemente, trataría de limitar la cantidad de oxígeno que entra a sus pulmones. Así mismo, cuando cree que no hay suficiente dinero, ni trabajo, cuando cree que no tiene la inteligencia y capacidades suficientes para usted limita el éxito y la prosperidad de forma permanente en su vida. Las personas exitosas y prósperas están conscientes de la abundancia que existe a su alrededor y son agradecidas por la misma.
Sobre este pequeño detalle abundaremos en otro artículo. Éxito

 

Por: Dr. Miguel Ángel Zayas,
Presidente y Director de Alternative Training Educational School (ATES)


LOS BUENOS SIEMPRE GANAMOS


Cuando niño, cada vez que veía una película de terror o de algún superhéroe, donde el protagonista o “bueno” de la película estaba en aprietos, me decía a mí mismo: "no te preocupes, si los buenos siempre ganan”. De esta manera calmaba la ansiedad de ver a punto de morir al personaje que representaba la bondad, la justicia, en fin, a los buenos.  Por eso, cada vez que jugaba con mis hermanos a los vaqueros o a los pillos y policías, siempre quería ser el “bueno” por el convencimiento que tenía de que los buenos siempre ganan. 
Más tarde, en mi adolescencia, invertí parte de mi tiempo en competir organizadamente en deportes y era habitual encontrar uno que otro personaje que tratara de ganar haciendo trampas o utilizando métodos no muy éticos para lograr la victoria sobre otros, incluso en torneos organizados bajo estrictas reglas. 
Esa frase, que acuñé desde niño, me sirvió para no caer en la tentadora práctica de lograr una medalla, trofeo o reconocimiento a base de métodos deshonestos. Aunque confieso, que a pesar de que me repetía la frase “los buenos siempre ganamos”, vi en varias ocasiones premiar a algunos de estos “chicos malos”. Fueron varias las ocasiones en que me cuestioné a mí mismo la veracidad de mi frase favorita, a pesar de las múltiples ocasiones que esta manera de pensar me sirvió para mantenerme enfocado en el camino correcto ante las injusticias que viví en varias facetas de mi vida.  
Gracias al universo, no sucumbí ante la tentación de pagar mal con mal, de obrar mal con mal de acuñar la famosa frase “ojo por ojo, diente por diente” ya que, al pasar el tiempo, los aparentes triunfos de los chicos malos se convirtieron en su propia condena.
Quien aprende a sobrevivir y a obtener “éxito” mediante tramoyas o haciendo el mal a otros, termina siendo víctima de su proceder por la Ley Universal del Karma. Recuerdo a un mentor en la Universidad que dijo en una ocasión, al ser cuestionado del porqué no penalizaba a los que cometían plagio en sus trabajos, “deja que los cuelgue la vida, no yo”.  
El tiempo le dio la razón, pues de nada le son útiles a una persona el tener en sus notas un montón de “A” si las mismas no son reflejo ni producto del conocimiento y de las destrezas que tiene. 
Cuando estas personas se enfrentaron al mundo laboral trataron de lograr el éxito de la única manera que conocían; mediante la deshonestidad, pasando por encima de otros, y deseando el fracaso de otros, ya que, para estas personas, el fracaso de otros es el éxito de ellos.  
Así también hemos visto casos de personas que, mediante viles artimañas, se quedan con negocios, propiedades y dinero que otras personas han sudado y trabajado honestamente, sin necesidad de hacer daño a nadie. 
No es sorpresa que muchas de estas personas están en prisión, enfermos, en bancarrota o viviendo una vida en soledad y amargura, producto de su proceder no de la venganza ni castigo de nadie.
Recientemente, un amigo que con mucho esfuerzo y sacrificio estableció un negocio en Cayey, se me acercó sumamente molesto y me dijo que contrató a varios jóvenes a repartir flyers casa por casa y a colocar letreros para la promoción de su negocio. Unas semanas después, se entera de que una persona se dedicó a recoger casa por casa los flyers que él había colocado y a tumbar los letreros. Sumamente molesto me indicó que tomaría venganza contra este ser. Mi consejo fue el siguiente: “no te preocupes, los buenos siempre ganamos” y le pedí que sólo le deseara a la persona que evolucionara hacia un ser mejor, ya que desearle el mal o tomar venganza lo convertiría en una persona igual a ésta.
Hace poco me volví a encontrar a mi amigo y éste muy contento me dijo que había seguido mi consejo. 
Para su sorpresa, las llamadas de clientes no cesan en su negocio y muchas de estas llamadas surgieron de personas, que al ver que le recogían de su casa los flyers, les dio curiosidad por saber lo que decían y de personas que al ver tratando de tumbar unos letreros se paraban a leer lo que estos decían. 
Me dijo:  "la mejor promoción, sin quererlo, me lo dio esta persona tratando de hacerme el mal. Gracias a Dios, mi negocio es uno de los más prósperos de Cayey ". Muy complacido, le recordé que hay otra Ley Universal; “las energías positivas son siempre más poderosas que las negativas”. 
Muy satisfecho, recordé nuevamente mi niñez y adolescencia. Recordé aquellas películas donde los villanos casi destrozaban a los buenos y los buenos, casi sin fuerzas, lograban el triunfo. Medité, y me repetí tres veces: LOS BUENOS SIEMPRE GANAMOS.
Dr. Miguel Ángel Zayas








Por: Dr. Miguel Ángel Zayas


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